Nuevo álbum de la banda del veterano Jens Lindberg, que junto a
Mathias, Ulf y Jesper entregan un sexto álbum en donde no hacen más que
confirmar a cada nueva entrega algo tan
complicado como real. Nos encontramos
ante una de las mejores bandas del viejo continente en lo que respecta a
sonidos que maman de una época que dejó
un legado increíble. En una primera
escucha los temas parecen no tener la pegada de sus discos anteriores, pero a
medida que los surcos se desgastan los temas van engrandeciéndose de forma
brutal. Abre el disco el tema que da título a este álbum, el sonido de órgano
tiene más peso en este álbum, los acordes de la guitarra te transportan al
mundo de Screaming Lord. Sutch y Jens muestran su locura y su ingenio mientras
Mathias deja constancia de su buen hacer a las seis cuerdas, que ponen de
manifiesto de nuevo en “Walk with me” creando
ambiente con un repetitivo riff que te marca las constante vitales. La
aparición en forma de sonidos de viejas bandas como Wimple Winch, Eyes y demás
creadores de ritmos raros , los ecos de los Downliners Sect del Country Sect se
dejan escuchar en “Too late to repent”. Cuenta Jens que “I’m Alright” iba a ser
una canción sobre un amor desafortunado pero Ulf la transformó y tornó ese amor
en una adicción, todo ello empapado del buen
hacer de los Music Machine pasados por el tamiz de los suecos que no
dejan de rendir pleitesía a una época. Recuperan del ostracismo a The Satans,
una banda que habitaba en la ciudad de los corazones rotos y la angustia
quinceañera según rezaba en las notas de contraportada en su ep para Loser
Records, los Maharajas se enzarzan con su “How many times”, menos de dos
minutos de garaje punk de libro ejecutado con total entrega. Para cerrar esta
cara del álbum lanzan la psicodélica
“Slave” un medio tiempo cargado de fuzz y feedback.
La cara b se abre con
“Everything O’clock”, otro
disparo certero con la firma de los suecos incrustada en la bala que va directa
a tu corazón. Igual ocurre con “Action
Denied” un tema que llevaba en la recamara desde el años 2000 y que finalmente
ve la luz con un fraseo de bajo enseñado por el mismísimo John Entwistle y una
guitarra suicida. Cuando el sonido de farfisa
empieza a marcar el rumbo de “Dark Places” con un ritmo pausado pero
cargado de sentimiento en las voces y de respeto hacia Peter Maniette , agitador de la escena garagera de los 80’s en
Suecia con The Crimson Shadows primero y
con los increible Wylde Mammoths más tarde. “Don’t do it again” es otro de los temas que piden ser pinchados
una y otra vez, para dar paso a “Hurt me please” otro medio tiempo recuperado de sus colegas
The Maggots que se me hace denso con sus cuatro minutos largos, pero que
da paso a una marcianada con guitarras
entrecortadas, un bajo como un reloj y un montón de efectos que te transportan
a un mundo mágico e irreal en donde puedes encontrarte a los personajes de Mr.
Carrol escuchando atentamente las historias de Shelley Granz y sus Unclaimed
bajo la carpa de un circo gestionado por Tod Browning y su prole de monstruos
entre los que no faltamos ni tú , ni yo. (Oscarkotj-2017)
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