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Quiero dar las gracias públicamente a
los miembros de The Stents. Y es que cuando uno se mete peligrosamente en la cuarentena son varias
las voces que entonan esa vieja
sentencia que asegura que ya se es demasiado
viejo para el rock'n'roll, sin ir más
lejos, mi madre es una de esas personas que señala mis canas y critica mi comportamiento adolescente
y mi obsesión enfermiza por los discos;
mamá, piensa que todo ese dinero me lo
podía haber gastado en drogas, o peor aún, me
podría haber afiliado a algún partido político. Es por eso que uno se siente tremendamente
reconfortado cuando se encuentra con
unos tipos entrados en años capaces de hacer
del rock'n'roll su forma de vida, y de hacerlo con la mayor dignidad posible, hablamos de unos
puretas que destilan clase y actitud
como para humillar a más de una banda de
veinteañeros que jamás pasarán de simples
becarios del rock. Gracias amigos de The Stents, no sabéis cuánto os admiro.
The Stents se forman en Baltimore, Maryland,
en 2008, cuando un grupo de amigos,
veteranos músicos procedentes de bandas
como The Hate Bombs o The Barn Burners, se junta para dar rienda suelta a su creatividad. Esos cuatro
colegas son Pat Brown, Steve Branson,
Bonanza D Jones y Scott Sugiuchi, éste
último además pondría en marcha su propio sello discográfico, el muy
recomendable Hidden Volume, que se ha
hecho desde 2012 con un interesante catálogo de discos de siete pulgadas. Precisamente en Hidden Volume
debutarían The Stents con un single que
contenía dos temas, "Meet Mike
Hate" y "JPF", en los que apostaban por el garaje, el punk rock y el rock'n'roll de
bandas como The Cynics, The Woggles, The
Mono Men, The Jam, The Who o Ramones. Un
single sólido, sin fisuras, que colocó a The
Stents en el escaparate, allanando el terreno para una segunda referencia que no tardaría en
llegar, será en 2013, de nuevo con
Hidden Volume, cuando verían la luz
otros dos temas, rescatados de la sesión de grabación de su primer trabajo. "Limbs" y
"Rodeo" eran las canciones elegidas y supondrían la
confirmación de los de Baltimore, lo que
se traduciría en conciertos y
apariciones en los medios especializados. Tras dos años de silencio discográfico regresarían con un
single compartido con sus amigos de The
Improbables, su tercera referencia en
Hidden Volume, una deliciosa y nutritiva rodaja de vinilo en la que The Stents se despachaban a gusto con
un pepinazo de garaje punk titulado
"Nobody Loves The Hulk", una
versión de The Traits registrada originalmente en 1969, y que también revisitaron en su día The
Maggots. Pero sin duda este 2016 va a ser
el año de The Stents, un año que han
comenzado con una colaboración en un recopilatorio, "Some Weird Sin Vol.1", junto a
grupos como Mother's Children, The
Resonars o The Insomniacs, y que van a
rematar con la publicación de su primer LP, un album que edita con orgullo el sello español KOTJ
Records, en colaboración con un sello
hermano, como es Ghost Highway Recordings.
"Invisible Sounds" es el título que The Stents han
elegido para su puesta de largo, diez
temas en los que el Farfisa de Link Sean
Lally echa humo, diez trallazos de garaje punk, surf y rock'n'roll. El disco se abre con "Mesmerized", puro garaje en la
línea de The Woggles, fuzz y Farfisa a
go-go, "Madeline" es el tema
más beat del disco, con unos agradables coros y un pa-pa-pa-ra-pa de lo más contagioso, una
canción que podrían haber firmado los
Muck & The Mires más crudos. Las palmas irrumpen para dar entrada al primer
instrumental del LP, un terreno en el
que los de Baltimore se defienden a la
perfección, en este caso al cobijo del espíritu de Link Wray. "This Little Heart" es el
cuarto corte del disco, y probablemente
la canción más inclasificable del LP, un
tema que empieza con una sección rítmica trotona, hasta que irrumpe el riff que, junto al
Farfisa, lleva la batuta del tema, una
canción que puede recordar a los Music
Machine de Sean Boniwell, pero cuya atmósfera se rompe al llegar al estribillo, con un crescendo propio
del hard rock. "Scattershot" recoge el testigo y
pone la cordura surf tras el toque
lisérgico de "This Little
Heart", Dick Dale de pata negra al que sucede "Bird Doggin'", una magnífica
pincelada de rythm and blues aderezada
por la armónica de Dave Reis, de The
Improbables, y que recuerda a los Fleshtones más festivos. El séptimo tema de "Invisible
Sounds" lleva por título "Giving Up The
Day", y es un pelotazo de garaje
punk, en la línea de los que se marcaba
Scott Sugiuchi al frente de sus Hate Bombs. Uno de los mejores temas del disco se esconde en la
octava pista, se trata de "Sorry,
I'm Not Sorry", tema que ya habían
incluído en el recopilatorio de Some Weird Sin
Records, un medio tiempo con un potente estribillo que destila actitud y garaje por todos sus
microsurcos. Y llegamos a la recta final
con el último instrumental, "El
Salto Dos", un tema de sonidos fronterizos y aflamencados que rinde homenaje a uno de los
platos favoritos de The Stents, los
chicken nachos del restaurante El Salto,
finalmente "Lucky To Have You" es la
canción que cierra el LP, encargada de mostrar la faceta más punk rocker de la banda de Baltimore.
Y así transcurren poco más de 30 minutos en los que The Stents despachan
su receta magistral, que como ellos
mismos aseguran se compone de garage,
rock y chicken nachos; una mezcla sabrosa y nada indigesta, un plato que se puede tomar en
cualquier momento del día, y cuyo único
efecto secundario es la diversión. "Invisible Sounds" cuenta además con
otro importante reclamo, una magnífica
portada diseñada por el gran Marcel
Bontempi; el continente perfecto para un disco
imprescindible, todo un manifiesto para callar la boca a aquellos que algún día te dirán que estás
demasiado viejo para el rock'n'roll.
Tenlo a mano para cuando llegue el
momento."
Binguero (2016)
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