Creo que alguna vez ya he escrito que soy fan de Nacha Pop,
bueno, en realidad soy fan de Antonio Vega, con todo lo que entraña ser un fan
de alguien tan montaña rusa, capaz de lo mejor y de lo peor en cuestión de
horas. Probablemente su primo Nacho siempre arrastró el lastre de estar al lado
de una personalidad tan exagerada y, me imagino, que como en muchos otros casos,
su misión primordial sería más de apagafuegos y pegamento que la propia labor
de co-capitán de la nave. Seguramente la pluma de Antonio era la eterna y la de
Nacho la popular (tal vez sólo Serrat haya sabido casar ambas vertientes),
bueno, este argumento de eterno/popular es una impresión personal que puede
estar equivocada. También es justo reconocer que al lado de Antonio, comparando,
cualquiera seríamos un frívolo.


De las tres etapas de Nacha Pop, claramente marcadas por las
tres discográficas (Hispavox, Dro y Polydor), mi gran favorita es la etapa
final en Hispavox (1981-1982), la era “Buena disposición”, una etapa que se
escribe y resume en 15 canciones irrepetibles, que por lo menos personalmente
me parece el momento de máxima diferencia conceptual entre Antonio y Nacho. En
aquella época todos querían sonar como los Attractions de Costello, el Rumour
de Parker, la E Street Band de Bruce, los Heartbreakers de Petty o los Rockpile
de ellos mismos, pero en aquella época estamos en un país por hacer y una cosa
era querer sonar como y acabar sonando como podías, querían o te dejaban. Nacha
Pop era un diamante en bruto en el Madrid de finales de los setenta y
principios de los ochenta, y ese diamante fue adquirido por Hispavox, entonces
una compañía nacional puntera e influyente (que ridículo suena todo esto desde
el presente, abril de 2015). Y ese diamante le tocó pulirlo en su primer disco
a Teddy Bautista, ya entonces zorro veterano, hoy ya no estoy seguro si más
veterano o más zorro, pero bueno, el tiempo pone y quita a cada uno, así que lo
que el tiempo haga que el hombre no lo estropeé. El caso es que en 1980 sacan
su primer larga duración, con una producción de la época, en la que se comenta
que la mezcla editada no era la correcta, que sonaba menos contundente de lo
que debía, el quiero y no puedo en estado puro. Una balada destaca en el
conjunto, "La chica de ayer", que en la radio hablaban que si la voz
de Antonio tenía la misma tonalidad de Lorenzo Santamaría, esto ya es
prehistoria. Evidentemente la canción que marcó una época, de la que ahora nos llenamos la boca de alabar como un himno
generacional, que cantamos en los karaokes y fiestas militares con gracia,
salero y desafine, pasó con más pena que gloria por las listas y las ondas, vamos
con mínima repercusión, así que Antonio y Nacho, ante las ventas escasas, pierden
el crédito en Hispavox, si alguna vez lo tuvieron, y les dejan hacer a su
propio saber y entender para grabar su segundo, y último, larga duración en el
sello. Aquí llegan, por lo menos para mi, al pedestal reservado a los más
grandes. En 1981 editan un sencillo como adelanto, entonces se hacía así, con
"El sueño / Atrás", un auténtico manjar con un Antonio en estado de
gracia compositivo que dejaba en pañales y minimizaba todo lo anteriormente
escrito, con un sonido recio, eléctrico y firme. Muchos quilates que pasan
inadvertidos a la audiencia, excepto a algunos críticos que caen rendidos a sus
pies. La edición del disco grande se demora en exceso sin una aparente
justificación, excepto el nulo interés del sello por el grupo, y cuando finalmente
"Buena disposición" se edita, tarde, uno no podía dejar de frotarse
los ojos ante la colección que Antonio, mayoritariamente, había escrito, con
una autoproducción más que digna, de hecho nunca sonaron tan a GRUPO como en
ese instante histórico, porque la era "Buena disposición" es HISTORIA. Un
manual acelerado para doctorarse en pop de guitarras eléctricas a la altura de
sus maestros británicos y americanos. Nunca superarían la magia creativa que
mostraron en aquel año, que completaron con otra gema perdida, “Ruidos en el
desván”, un monumento que se pierde como cara b de un single. Luego habría
otras dos etapas, con grandiosos temas pero sin un conjunto tan elevado como
aquel instante radiante y luminoso. Tuvieron la fase del duro desierto en DRO
(un sello, en aquellos mediados ed los ochenta, excesivamente ligado a un tipo
de productos muy diferentes a lo que Nacha Pop representaban) y el tercer
intento de alcanzar las listas de éxito con Polydor. Paradojas del destino, lo
lograron con su disco en directo, su despedida como grupo, en el momento, por
lo menos para mi, menos interesante y en la que el exceso alcanzó a los
diamantes que Antonio había tallado con pulcritud años atrás. Todo lo que vino
después alargó la luz de Antonio, pero jamás igualó el conjunto de la etapa
"Buena disposición".

En esa época, en la era “Buena disposición” fue la primera
vez que les vi en mi pueblo, en el
Pabellón Huerta del Rey, teloneando a Wilko Johnson, creo recordar. Todo es muy
difuso, excepto lo mal que sonó aquello y lo poco que nos importaba, estábamos
viendo a Nacha Pop, esos madrileños que oíamos en Radio 3, y eso era lo
importante, lo único importante. Y “Buena disposición” sigue siendo un punto
luminoso que viene y va. (Tomi - 2015)
Etapa “Buena disposición”
“El sueño”, “Ruidos en el desván” (sólo en single)”
“No necesitas más” (Nacho), “Reflejo de ti”, “ Juego sucio”,
“Tragaluz”, “Buque que no llega” (Nacho), “Qué hiciste conmigo anoche” (Nacho), “Sonrisa
de ganador (Antonio y Nacho), “Alta tensión”, “Visiones” (Nacho), “Atrás”, “Quiero
estar mejor”, “Brillo perdido”, “Día tras día” (en el LP “Buena disposición”,
excepto las indicadas, composiciones de Antonio)
1 comentario:
Ciertamente aquella época en lo musical creo que no ha regresado a éste país debido a la revolución social y musical del momento .
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