domingo, 12 de noviembre de 2017

The Hall Manitors – Up to no good (Hidden Volume Lp)

Es caprichosa la vida.  El que es el mejor disco caído en mis manos de los que se han editado  este año en curso, murió antes de nacer. Te preguntarás como fue eso ¿verdad? ¡ pues sencillo! vamos a hacer un poco de historia mientras van sonando las canciones. The Hall Monitors se formaron hace algo  más de diez años atrás. Se han curtido en mil escenarios con mil bandas de renombre y a medida que  iban creciendo como banda con los cambios de formación naturales, los parabienes iban llegando, hasta el punto que el mismísimo Little Steven les tira los trastos para que formen parte de Wicked Cool Records. Ante tal oferta los Monitors, sin duda, tendrían un mayor reconocimiento a nivel mundial. De aquella oferta salió este disco, que por diferentes motivos, no vio la luz bajo el cobijo de la mano derecha del Boss pasando al cajón del olvido hasta que mi buen amigo Scott no dudo en ponerlo en el lugar que se  merece.  De aquella decisión tomada a cabo a lo largo del año 2016 me hace participe en “petit comité” dejándome escuchar en primicia esta colección de canciones que una tras una me atrapan de manera insana. Sean Crowley y Kathleen Wilson que son parte de mis queridos Delicious Fullness junto a Jake Starr saben perfectamente lo que se traen entre manos con estos Hall Manitors, una banda de la que Eddie Angel dice que tras verlos en directo vuelve a creer en el futuro del rock and roll. Afirmaciones como esta son, cuando menos, un incentivo para dedicarles unos  minutos y valorar.
Finalmente el disco ve la luz en mi sello discográfico favorito Hidden Volume Records y la amalgama de influencias se escuchan en cada una de las catorce canciones que componen este álbum, empezando por “Girls” con ecos de las bandas de sello Stax  en la parte rítmica, unas maracas que advierten como la cola de una serpiente  cascabel y un solo de guitarra que es veneno en vena. Le sigue “Rosalina” con Chuck Berry muy presente y que  Mink DeVille hubiese elevado al nivel de clásico. Como clásico en mi Jukebox particular es “Cry my little song” con raíces muy marcadas del blues pero sin caer en el purismo y que el bueno del Reverendo Beatman mataría por haberlo editado en su escudería.  “Be your man” y “”Peggy Sue” resucitan a Bo Diddley desde el  primer guitarrazo.  “I don’t care anymore” es otro de esos temas que no dejo de tararear,  con un rasgueo de guitarra como protagonista, un ritmo vacilón y un riff repetitivo que conforman un tema increíble que se intensifica a cada segundo. Para cerrar una cara A de mucho nivel con ecos del club del revolver golpeando mi cabeza  eligen “What the dogs see”.
“She’s my methadone”  abre la cara B,  un tema que me tiene totalmente atrapado desde la primera vez que lo escuché como adelanto de lo que sería este disco. Rock and roll con una base muy potente de pop y un chasquido de dedos hipnótico, una cara  A de un single en toda regla que no me canso de escuchar una y otra vez como cuando de adolescente te volvía loco una canción y que de tanto rebobinar las viejas cassettes acababas destrozando las cinta. “Mercy mercy mercy me” es una muestra sonora de porque amo el rock and roll, mientras el disco se viene arriba  a cada nuevo tema “Can We span some time”, “Give it up” o “Lord I’m Sinner”, esta última de nuevo con las raíces en el blues totalmente electrocutadas. Levantan el pie del acelerador cuando suena “I been crying” pero no pierden fuelle creando un ambiente lleno de intensidad que muy pocos artistas consiguen,  para cerrar con “Give you all my love”. Un disco de autentico Rock and Roll que me ha robado el alma.

(Oscarkotj-2017)



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