Hubo una época en la que cuando
un disco me enganchaba no podía dejar de volver una y otra vez, como si fuera
una adicción, que a lo mejor lo era. Una sensación casi enfermiza que cuando
estabas totalmente apartado del contexto en el que lo habías escuchado se te
venía a la cabeza, bien la portada, una melodía, una frase o los créditos, algo
que hacía que permaneciera en el cerebro. Con la llegada del cd y al hacerme
viejuno es una sensación que no se repite tan frecuentemente, de hecho raras
veces, y es por eso que cuando ocurre es como encontrar un pozo repleto de agua
potable en un desierto árido y hostil. Eso ha sido descubrir a este
francotirador de Biarritz, creo.
Un disco al que llegué por algo
tan frívolo como anticuado, la portada. Ver esa portada y nacer un flechazo de
emoción y alegría. ¿Alguien ha comprado o no ha tenido prejuicios a un disco
por su portada?. Me cuesta creer que haya una sola respuesta negativa, todos
tenemos filias y fobias ante la imágen, ya sean de personas, objetos o portadas
de discos. ¿Y que se esconde tras la portada de “Un Cruel Manque De
Tendresse”?. Eso es lo mejor de todo. Tommy Lorente ha compuesto una decena de
HIMNOS que deslumbran y nos recuerdan todo lo mejor que el rock and roll ha
aportado a la cultura universal de la humanidad. Desde la inicial “Ma Dose A
Toi”, arrebatadora pieza inicial cargada de connotaciones clásicas ¿pettyanas?
y con un órgano deslumbrante que guía la melodía. En el disco hay cinco o seis
temas que rezuman ese olor clásico, que deambula entre un sonido que evoca a la
primera división (Tom Petty, Bruce Springsteen o Nick Lowe) y la segunda línea
emérita (Dom Mariani, Paul Collins, citados en los créditos) “Mirabelle” es un
tratado de manual, con ese solo de guitarra con la mejor influencia del sonido
byrds. “La Page Aux Sentiments” mantiene el listón alto para no decaer,
haciendo que inevitablemente volvamos la vista atrás hacia aquella gran escuela
francesa de mediados de los ochenta que llamó la atención de algunos
aficionados, hoy ya veteranos, con nombres como Gamine, Dogs, Kid Pharaon, Mr.
Moonlight, Cry Babies, por citar algunos, en los que se pueden añadir lso que
te vengan a la cabeza, otros tiempos ya un poco olvidados del siglo pasado.
Para terminar la primera parte del disco, y para que no decaiga, llega
“Demander Pardon”, uno de esos temas que jamás he entendido cómo no alcanza lo
más alto de las listas de éxito, porque lo tiene todo (palabras y música), es
casi imposible no ponerte a vocear “SANS DOUTE UNE DIFFERENCE DE GENERATION”. Un
relax engañoso aparece con “Quelque Part”, con ese manto de guitarras que
sobrevuelan a lo largo de sus cuatro minutos. El fuelle se vuelve a recobrar
con “Les Anges S´Envolent”, con esa intro impactante y que mantiene la
intensidad a lo largo de todo el tema. Ráfagas absolutamente deslumbrantes como
“Katrine”, imparable y clásica, de esas que son capaces de animar cualquier
fiesta alicaída y que invariablemente te evocan a cualquiera de las grandes
nombres que tengas en mente. Para la recta final del disco queda “Bien Étrange”,
uno de los pocos momentos relajados en el cancionero que presenta Tommy, vamos,
lo que se entiende por un agarrado, que enlaza perfectamente con la cabalgada
power-popera “Patience”, frenética e irrefrenable. Y para acabar, no podía
rematar mejor que con “Délirium Clémence”, otro de esos temazos que podrían
alzarse en esa imaginaria lista de más radiados o vendidos, al fin y al cabo
soñar sigue siendo gratis.
La verdad es que tras la portada
hay trabajo, sudor, grandes canciones y un
aroma a lo mejor de cada cosa, una reivindicación absoluta del poder de
las canciones, de su vida, de su pasión. Hecho en Francia con aires clásicos. (Tomi -2015)
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